
Dicen que tras salir de su servicio militar voluntario, el cadete probó suerte como profesor en algunos gimnasios de norte de la Capital (Bodytech, Spinning Center, Terence Leleux), pero al ver que solo le ofrecían cursos con ancianas, decidió montar su propio gimnasio en el garage de su amplia casa... poco a poco las niñas del barrio, encantadas por el aire “Mitch Buckanon” y los ojos verde oliva de nuestro central, fueron llenando la planilla de inscripción, dispuestas a pagar los 60.000 pesos de la mensualidad por adelantado. Estos avances en efectivo permitieron a Papo -que había tomado el nombre artístico “Juanjo” para dar sus clases en trusa blanca- comprar full equipo de sonido y colchonetas americanas para los aerobics. El negocio estaba listo para abrir el 7 de agosto de 2003, la colegiatura física parecía ser el futuro de nuestro baluarte.... pero justo por esos días, justo cuando el gimnasio parecía arrancar en forma, le alquilaron el espacio a un bachiller recién desempacado de Armenia, que llegó a la capital con una camisa a rayas , un pam bajo el brazo y unos guayos en el otro.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario