29 de agosto de 2007

SEBASTIAN "EL BELLUSCHI" MUNOZ

Si nos guiamos por su Curriculum Vitae, cuando chiquito y en su adolescencia, Sebastián Muñoz era un hijo juicioso, un hijo estudioso, el orgullo de la familia Muñoz de Bogotá. Era el churro de ojos verdes, el galán de barrio que sedujo a la inocente Luisa y la hizo su novia. El estudiante aventajado graduado con honores. El joven que quería ser abogado y luego Presidente de la República.

Esta es la historia que todos hemos aceptado como verdadera, desde el día que lo recibimos con los brazos abiertos y una sonrisa en el club... pero la evidencia encontrada por el equipo periodístico del GAT -comandado a la distancia por Andrés Valero ACL- apunta a que la verdad es otra.

Parece ser que el Pitufo era un verdadera garbimba -más que ahora-, lucía una exquisita greña paisa enroscada, y amaba al fútbol sobre todas las cosas. Cuentan que en un paseo familiar por la Argentina se peleó con la hermana -quien le reclamó airadamente por ponerlo a lavar los 21 uniformes de su anterior equipo, con pantaloneta de olorosa mallita interior incluída- y tras enfrentarse acaloradamente con ella y los papás hizo la gran "vendedora de rosas" y se les voló.

Doce días con sus noches estuvo desaparecido este personaje. Por cielo y tierra lo buscó infructuosamente la policía bonaerense. Nadie sabía donde estaba, y su familia, desde el Ritz de Buenos Aires, lloraba la pérdida de su hijo problemático, a quien querían más que un hijo bobo.

No sabían ellos que a pocas cuadras de ese hotel, en Núñez, el joven Muñoz celebraba con el alma un gol marcado en una práctica de la séptima división de River. Lo habían hospedado, lo habían alimentado, le habían dado abrigo y una oportunidad de entrenar con ellos y probarse... y crealo o no, se lo iban a quedar.
Lamentablemento todo se desbarató cuando en otra práctica, Ariel Arnaldo le hizo tres humillantes túneles seguidos al joven Garequita Muñoz y éste le respondió con un gargajo en el ojo izquierdo (cuenta la leyenda que es desde ese día que el Burrito tiene ese característico tick en la cara cuando bota un gol, y parece que también por eso dejo de hacer tantos túneles). La sanción del Profesor Daniel Alejandro Rau -ya por ese entonces entrenador de inferiores de la banda- llevó a que las autoridades del club investigarán mejor la procedencia del veloz muchacho de ojos verdes y excelsa puntería con las flemas. Descubrieron así que su nombre no era Fernando Daniel Belluschi
sino Sebastián Muñoz... que no había nacido en Los Quirquinchos sino en Bogotá... y que estaba volado de los papás.

Lo demás es historia. Mala, pero historia.

Para el recuerdo la foto del único gol que marcó en su estadía en River el Pitufo:

1 comentario:

Muy delicioso dijo...

Grande el pitu, lastima que no haya salido en la foto con la camiseta xs y cremallera enreda pelo enpecho