4 de abril de 2007

... DE DONDE VIENE LA MALDICION?

"Mayr, me voy a llevar la copa a la casa para que me crean que ganamos... la traigo el otro fin de semana”

Se autorizó al joven Alejandro “el Tony” Puentes -joven en el 2002, hoy un veterano retirado sin honores- a que bajo estrictas medidas de seguridad llevará la Copa AEXAA 2002 a su casa, para que descrestara a su señora mamá y a su hermana. El portero dice que lo vió bajarse del carro aún en cortos, abrir la puerta trasera del Sprint color taxi y sacar, con la sonrisa de todo un campeón y felicitándose solo, la brillante Copa AEXAA que el Club había ganado. Lo que pasó de puertas para adentro en esa casa, a esa copa, es objeto de especulaciones... solo el Tony lo sabe y prometió que se llevaría el secreto a la tumba. Lo único que sabemos es que bajo la custodia del Tony la copa sufrió un accidente grave, y estó parece ser que desencadenó la maldición del Aguante.

Una testigo que pidió permanecer en el anonimato afirmó que “esa Copa se le cayó a Alejandro desde la parte de arriba del closet... se rompió instantáneamente con el totazo y se desarmó. La parte de arriba parecía una bacinilla”.
Pasó un año en el que nadie del equipo pudo ver, acariciar y menos besar la Copa que con tanto sacrificio e hidalguía habíamos ganado. Finalizando el aciago 2003, y bajo la amenaza de la Junta Directiva de devolver el trofeo o “le mandamos la policía”, Tony llevó la Copa a un taller para que un soldador amateur le cobrara “un ojo de la cara” por unirla de nuevo. Luego averiguamos que ese ojo de la cara habían sido dosmil pesos, y que Tony aprovechó para que le calibraran el aire de las llantas gratis. Esa misma tarde la devolvió al Club, y esa misma tarde Camilo Moreno -quién había jugado del lado de Administrativo en la final del AEXAA 2002- se la llevó para la casa de él.

“Fresco May que yo la cuido” dijo marchándose con el trofeo bajo el brazo.

De nada ha servido el cuidado que Camilo ha dado a la Copa que no pudo ganar como jugador; de nada ha servido que la haya puesto en un lugar privilegiado de su sala (sobre el televisor, junto a la estatuita del DIvino Niño). De nada ha servido haber llevado la Copa al Indio Amazónico, ni haber gastado mas de 200mil pesos en la línea psíquica del Profesor Salomón... ni siquiera haberle pedido cita a Monseñor Trujillo para que la llenara de agua bendita surtió efecto. Parece que estamos condenados a no ganar nada, ni un torneo de micro, nunca jamás amén, así nos rompamos el alma entrenando. La maldición del garabato es un piropo al lado de la Maldición del Aguante.

Gracias Tony.


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